– ¿Por qué? –
– Porque me tengo que ir…, y no sé muy bien por qué, pero sé que me tengo que ir…

Me tengo que ir...

© Deyan Georgiev – Fotolia.com

No todos, pero muchos, en algún momento dado, probablemente inopinado sino para usted para los que le rodean, tienen necesidad de irse, de cambiar de trabajo, de ciudad, de país, de continente…, y seguro que no todos pero muchos no lo han hecho porque han tenido “miedo de la mudanza”…, y nos olvidamos de que esa “mudanza” puede acabar siendo la clave para una vida mejor que nos estamos negando.

¿Cuántas veces nos decimos “no se puede” a lo largo de nuestra semana?. ¿Somos conscientes de lo que esa antipática interjección provoca en nosotros?. ¿La reacción en cadena que se desata cuando nuestras pequeñas neuronas escuchan esas dos letras anodinas por separado y poderosas en su unión limitante y prohibitiva.

No me malinterpretéis, creo que el NO es una preciosa palabra que forma parte de cualquier idioma que además, como me dijo una vez un hombre mayor que ya falleció y al que yo apreciaba: “el no liberaliza, el esclaviza”. Soy total y absolutamente partidaria de utilizar el No cuando es necesario de forma clara y precisa y de forma asertiva en la misma forma en la que soy partidaria de contar a tu equipo la situación real de la empresa y cuando difieres de las políticas de la misma, pero que acatas porque formas parte de la misma. Las últimas corrientes en lo que a gestión de personal se refiere dicen que estoy equivocada, que eso muestra separación de la política de la compañía, que desmotiva al personal y que esta postura se podría calificar como de insurrecta y que no hace equipo. En mi opinión demuestra criterio propio, capacidad de asumir una situación delicada y manejo de la frustración, falta de alienación, que ya hay demasiada por ahí y madurez y principios…, ya veremos a ver en qué termina este devenir.

Conozco alguna persona que otra cuya primera expresión cuando le planteas algo nuevo es: “No se puede” o bien “No es válido”… ,”No saldrá bien”…, etc. Y con ese discurso limitante y cáustico van pasando por la vida permaneciendo en una neblina de la que no son conscientes y que les impide ver el horizonte. Lo triste es que son grandes personas, buenas en su trabajo y que antes tenían ganas de vivir y probar cosas nuevas.

Se habla mucho y se hace hincapié en el “cambio de paradigma”, se nos repite hasta la saciedad que “nosotros somos nuestra llave para el cambio y que debemos abandonar nuestra zona de confort”, en paralelo, se nos han quitado gran parte de las herramientas para luchar contra la frustración, para asumir el fracaso, para estar listos para caernos y levantarnos, se nos ha quitado el NO y su capacidad de enseñanza, se nos ha quitado la capacidad de madurar haciéndonos parte del complejo entorno que nos rodea, se nos introduce en una caja de cristal aislada en la que nosotros somos el único centro.

Cuando se crece se cambia y todo cambio suele ser doloroso, cuando eres pequeño y creces te duelen los huesos y te dan calcio, cuando eres adulto y creces a veces te duele el alma…, y tienes que seguir creciendo…

Os propongo un ejercicio esta semana: pensad si os habéis querido “ir” en algún momento de vuestra vida, no muy lejano a ser posible. Pensad el motivo por el que no lo habéis hecho, todos los argumentos que habéis utilizado para quedaros en el lugar en el que estáis. Luego pensad cuántas veces os decís no cuando os proponen cosas nuevas o se os ocurre algo diferente y directamente lo descartáis. Luego mirad si otros lo han hecho y si han tenido éxito. ¿Por qué os habéis dicho “no es posible”?. Unid los dos ejercicios y pensad dos cosas:

  1. si para cambiar tu escenario tienes que cambiar la interjección que aparece como primera opción y dejar de ser “tu pequeño nube gris” y
  2. la de cosas que os estáis perdiendo.

Yo me tengo que ir ahora, os deseo una buena semana a todos.

 

María Gil CastañoMaría A. Gil es Ingeniero Técnico Naval, ha ejercitado su carrera profesional, en diferentes empresas del sector naval, con diferentes posiciones, lo que le ha permitido, progresivamente, alcanzar una experiencia y conocimiento del entorno nada desdeñable. En los últimos 5 años, ha centrado sus pasos y los de su equipo, en el desarrollo del mercado marino en el Sur de África y Rusia, trabajando como BMQC Manager para el grupo Barloworld.

 

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