Delante de mi hoja en blanco, con la ventana abierta y con un calor sofocante pienso en todo lo que he aprendido este año y en cómo ha ido pasando el tiempo desde que comencé a escribir estas entradas. He intentado compartir con vosotros una variedad de temas que a mí me resultan interesantes y que pensaba podrían resultaros también a vosotros. No sé si lo he conseguido. He intentado no ser reiterativa y por extensión pesada, pero creo que hoy sí voy a serlo.

Transparencia y empatía, resumen en dos frases

© eurobanks – Fotolia.com

Hoy voy a hablar, una vez más, de la importancia de la empatía y de la diferencia entre culturas que se plasma en todos nuestros actos.

El otro día leí unas cláusulas de un contrato holandés que me encantaron, al igual que unas cláusulas de comportamiento ético de una empresa. Los párrafos decían más o menos lo siguiente, disculpad que no sea literal, pero por motivos obvios no puede ser:

1.- Su jornada laboral es completa y de 40 horas semanales, sin embargo, dado el puesto que va a desempeñar y teniendo en cuenta que es un puesto clave en nuestra organización, esperamos de usted disponibilidad para atender asuntos profesionales fuera de este horario, siempre que esta demanda por nuestra parte esté dentro de lo razonable. No le pagaremos horas extras por esto.

Brillante, simplemente. En mi último empleo el horario era de 8:00 a 15:00, era uno de los argumentos que te contaban en la empresa como ventaja de trabajar en la misma, lo que nadie te contaba era que se esperaba que no lo cumplieras y lo mejor, que si un día dejabas de hacerlo serías considerado malo por ello, aunque tuvieses una justificación más que justificada. Personalmente nunca he sido de cumplir mucho con esto de los horarios, en general me centro en las tareas y por eso cuando entrevistaba personal se lo hacía saber. Tampoco espero que se inviertan horas y horas sin tener nada que hacer y no me molesta que la gente entre y salga cuando toca, es lo que se debería hacer, me parece perfecto, a no ser que haya una carga importante y todos nos quedemos. Por eso esta cláusula me ha gustado tanto, porque desde el primer momento te dicen sin tapujos qué se espera de ti y por qué. Tú lo sabes, ellos saben que tú lo sabes y todos tienen la misma información. Transparencia. Cuando en un proceso de selección yo contaba esto a los candidatos era tachada de borde y desagradable. En Holanda simplemente sería honesta.

2.- Bienvenido a nuestra empresa, esperamos cumplir sus expectativas y ser capaces de proporcionarle el desarrollo profesional que usted está buscando. ¡¡¡Ojiplática quedé!!. Me encanta.

La parte de la ética se resume en lo siguiente: “…..es decir, esperamos de usted que trate a las otras personas y a los elementos físicos que la empresa pone a su servicio, como a usted le gustaría ser tratado y como a usted le gustaría que fuesen tratadas sus pertenencias por los demás”… Y punto.

En esa simple frase resumían varias cláusulas previas, no muchas, tres o cuatro. Que bonito por dios, con su sencillez, sin grandes hojas llenas de tinta, sin circunloquios vacíos de contenido. Nunca había visto este mensaje en un contrato laboral, había visto que no debías aceptar sobornos, que no debías robar, etc., etc., pero no esto y no dicho de esta manera. El mensaje universal de todas las religiones y éticas estaba ahí. Algo lógico y fácil de entender, sencillo, si no necesitas grandes palabras.

No tengo ni idea de qué pasará dentro de esa empresa, imagino que será como todas, que tendrá sus más y sus menos porque al final las empresas están hechas de personas y las personas pues somos lo que somos pero me parece un buen comienzo.

No pude por menos de pensar en la diferencia que hay entre diferentes países, cómo vemos nuestras relaciones con el otro y cómo entendemos la forma de comunicarnos y de trasladar los mensajes. Los holandeses tienen fama de decir siempre lo que piensan y esto incomoda a muchos, yo creo que a veces es molesto, pero en general da seguridad. La de marketing internacional que tengo que estudiar….

Respecto a la empatía hoy he oído una frase que me dejó un poco de piedra: “tú no me preocupas porque sé que tú saldrás adelante…..” ¡Olé!, hablaban de algo importante…, ¿y cómo crees que saldrá adelante? ¿Crees que porque esa persona es lo que tú consideras capaz y fuerte no necesita nada? ¿ni siquiera que le preguntes qué piensa o cómo se siente? ¿qué precio crees que paga por salir adelante solo?…, creo que no somos conscientes de lo que decimos, a quién se lo decimos y por supuesto de cómo lo decimos y no sabemos el efecto que produce en el otro esas palabras. La empatía es la capacidad de ponerse en la piel de los demás, entender qué sienten, qué les motiva o qué les entristece, sus circunstancias. Desde luego tengo claro que con aseveraciones de este estilo no se empatiza mucho con nadie y que además se puede excluir de manera más que sobrada al receptor del mensaje que puede no entenderlo. Si el receptor es más bien formato piedra pues le importará un pito; pero si no lo es, es probable que se sienta mal.

Un compañero mío decía: “el calor pone las cabezas fatal”. Yo voy a atribuir esa frase al calor y a la supuesta fortaleza que debía tener el receptor de la misma y no a la mala fe. Pese a todo no puedo dejar de reflexionar acerca de estos dos puntos y compartirlos con vosotros.

Os deseo buena semana a todos y espero que esta ligera entrada os haya entretenido.

 

María Gil CastañoMaría A. Gil es Ingeniero Técnico Naval, ha ejercitado su carrera profesional, en diferentes empresas del sector naval, con diferentes posiciones, lo que le ha permitido, progresivamente, alcanzar una experiencia y conocimiento del entorno nada desdeñable. En los últimos 5 años, ha centrado sus pasos y los de su equipo, en el desarrollo del mercado marino en el Sur de África y Rusia, trabajando como BMQC Manager para el grupo Barloworld.

 

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