La primera vez que me aproximé a la Ciencia e Ingeniería de Materiales fue en segundo de carrera, hace muchos, muchos años, tenía una asignatura que se denominaba así. La segunda vez fue también hace muchos años, pero menos, cuando decidí volver a las aulas y me matriculé en Ingeniería Aeronáutica, especialidad: Materiales Orientados a la Ingeniería Aeroespacial…, en ambas ocasiones quedé total y absolutamente fascinada de las infinitas formas y capacidades de los materiales que conforman nuestro entorno y que tienen no solo un origen natural sino artificial como es el caso del plástico.

Yo hice mal esto, ¿y tú?

© Claudia Paulussen – Fotolia.com

En ambas estiré probetas hasta que hicieron “crack” y medí su elongación, la temperatura alcanzada y la deformación sufrida antes de romper, usé el microscopio y vi la forma en la que se colocaban sus átomos antes de romper…, alucinaba. Aprendí conceptos que me han acompañado hasta hoy y en los que a veces me descubro pensando e interrogándome, tal es el caso de las “Dislocaciones atómicas” de los materiales que nos rodean y sus efectos y la “Resiliencia”. Del primero no diremos ni media palabra, pero del segundo…

Según el diccionario de la RAE la Resiliencia, en su acepción psicológica, es la capacidad humana de asimilar situaciones límite y sobreponerse a ellas, en su acepción mecánica es la capacidad de un material elástico de absorber y almacenar energía de deformación. Si esto se le aplica a un emprendedor, supone la capacidad del mismo para “sobreponerse” a las dificultades que van apareciendo para poner en marcha su proyecto y conseguir llegar a lo que se dice buen puerto.

Al final todo trata de lo mismo: de la capacidad de sobreponerse a los acontecimientos de la vida y salir sano y airoso entendiendo dichos acontecimientos como parte de la misma y no como una venganza de ella hacia nosotros, como un mecanismo de aprendizaje, doloroso, sí, pero aprendizaje. Bien es cierto que por alguna razón extraña hay personas que tienen más tendencia a “estampanarse” teniendo que hacer un esfuerzo mayor para llegar al mismo sitio y hay otras personas a las que las cosas buenas les caen en los brazos porque sí. Es como la lotería genética. Pero todos, todos pasamos por la vida y tenemos que sobrellevar las cosas que nos pasan.

Tendemos a pensar que si admitimos debilidades o áreas de mejora, me gusta más este término, delante de las personas con las que trabajamos y a las que dirigimos, estos las van a aprovechar. Que si lo hacemos delante de los otros directores nos identificarán como presa fácil e irán a por nuestra unidad de negocio sin contemplaciones y no nos damos cuenta que admitir que somos imperfectos es la principal fortaleza que tenemos. Somos nuestros propios agentes de cambio, lo repito desde hace semanas, elegimos cómo queremos hacer las cosas y cómo queremos que sea el entorno en el que nos movemos, no elegimos que haya un terremoto, que llueva o que salga el sol, pero sí elegimos cómo queremos relacionarnos con las personas con las que trabajamos y elegimos el tipo de relación y en que dirección queremos establecer nuestra relación con ellas y elegimos cómo queremos ser.

Todos cometemos fallos, continuamente, elegimos desayunar café en lugar de té, nos sienta mal y nos machaca el estómago ese día que nos levantamos un poquito regular. Primer error del día. Mal los zapatos, las medias o el color de la corbata, llegas al trabajo te miras y te dices a ti mismo: hoy no me he vestido, me he cubierto… Y así sucesivamente. Desde el desayuno hasta el fondo de pantalla de la transparencia de la reunión de la tarde, pasando por la forma en la que descolgamos el teléfono, hacemos cosas mal. Y la dirección de personas no es una excepción.

¿Me permitís que repase con vosotros algunos de mis fallos como responsable de proyectos/equipos?:

1.- Falta de paciencia. Como responsable del proyecto que me asignaron, lo diseñé, lo implementé y lo dirigí. Tenía delante de mi un vasto terreno de cultivo, era para mí como las “américas”, tierra de oportunidades…..pero los proyectos llevan tiempo en implantarse de forma global. Me resultaba muy frustrante ver que no avanzábamos a una para mí, razonable velocidad de crucero. A veces esta frustración era proyectada como en un holograma, en 3D. Tirar de cuaderno y de Business Case para revisar los hitos alcanzados, así como las notas y las áreas de desarrollo que había visualizado fue una buena idea, me permitió poder trabajar en áreas que quería implementar en el futuro, me dio el tiempo necesario para investigar, desarrollar y en su momento presentar y vender esa nueva parte de proyecto.

2.- Estudia tu entorno. En una de mis clases de marketing internacional aprendí que uno de los principales motivos por los que los negocios internacionales, exportaciones-importaciones o licitaciones, fracasan es porque no nos tomamos el tiempo de conocer la otra cultura, lo que para ellos es importante. Tómate tu tiempo para conocer a tus compañeros de trabajo de otros países, aplica si quieres alguna de las reglas del manual “El arte de la guerra”, aprende acerca de sus países y de cómo funcionan, si son muy jerárquicos, si llevan aprendida la cultura del correo electrónico o necesitas usar más el teléfono, si les importan más los resultados o que les toquen las palmas. El tener este conocimiento te permitirá desempeñar tus labores dentro de la organización de forma cómoda. Esto no solo es hacia fuera, sino hacia dentro, si tienes un proyecto que es la niña bonita despertarás pasiones y odios y todos conocemos la muerte “por fuego amigo”.

3.- No renuncies a ni una sola reunión en la que tú mismo puedas hablar de tu proyecto. Nadie como tú para hablar de tu trabajo. Nadie lo conoce más y mejor, sobre todo si tienes la enorme suerte de podértelo diseñar. Podrás contar las ventajas que aporta el proyecto que la dirección te ha asignado y el gran trabajo que estáis haciendo entre todos, podrás explicar lo bueno que hizo tu equipo y las áreas que has reforzado en ellos para estar preparados de cara al futuro, podrás ser escuchado y podrás vender nuevas ideas, aportando más contenido a vuestro trabajo y al tuyo, sacando a pasear tu ilusión y tu creatividad, tu iniciativa. No todos tenemos la oportunidad de acceder a los más altos niveles de dirección todos los días pero cuando esa oportunidad aparezca, ni lo dudes, así no solo sabes de primera mano qué está pasando sino que los medallistas tienen menos oportunidades de vivir de tu esfuerzo. Fomenta además relaciones con otras unidades de negocio, futuras sinergias pueden salir de ahí, de las que todos os podríais beneficiar.

Estas son tres de las cosas que hice mal. Aumentan mi resiliencia a diferencia de la autocomplacencia. Tengo más, obviamente, pero no se trata de llenar hojas y hojas. Se trata de incitaros a que hagáis lo mismo si os apetece, para mi es mi forma de construir mis fortalezas, parto de mis debilidades y lo comparto. Me gusta preguntar a las personas que trabajan conmigo qué necesitan que mejore para facilitar su trabajo. Os aliento a que os hagáis vuestra lista de áreas de mejora y de cosas que habéis hecho mal y trabajéis sobre ella. Es muy gratificante cuando aprendes.

Buena semana a todos.

 

María Gil CastañoMaría A. Gil es Ingeniero Técnico Naval, ha ejercitado su carrera profesional, en diferentes empresas del sector naval, con diferentes posiciones, lo que le ha permitido, progresivamente, alcanzar una experiencia y conocimiento del entorno nada desdeñable. En los últimos 5 años, ha centrado sus pasos y los de su equipo, en el desarrollo del mercado marino en el Sur de África y Rusia, trabajando como BMQC Manager para el grupo Barloworld.

 

 

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