Hay un libro de etología o de comportamiento animal que se titula como este artículo. Está escrito por el Sr. Teo Mariscal, presidente de la Fundación Bocalán, experto en la materia después de un montón de horas de vuelo y de mucha formación adicional.

Del instinto a la razón...

© Christin Lola – Fotolia.com

En dicho libro se habla de principios de psicología conductista aplicada a los animales y de cómo está presente en la mayoría de nuestras acciones, por muy evolucionados que seamos. Por supuesto, otros estudiosos de este área difieren de esta opinión o por lo menos intentan completarla arguyendo que el hombre es un ser mucho más complejo que los animales, que existe el concepto padre-madre, etc. Pero no niegan taxativamente estas teorías pues una parte de nosotros sigue siendo muy animal y muy primaria y al final del día, trabajamos por dinero = refuerzo, quedamos con los amigos por placer = refuerzo, vamos al restaurante X porque tienen las mejores croquetas = refuerzo, buscamos la aprobación de nuestro jefe = refuerzo, etc.

El instinto aparece mucho en las películas de periodistas y policías, construyen hipótesis, descubren tramas…, y es que todos tenemos instinto más o menos desarrollado, pero lo tenemos. Pero luego hay que pasarlo por el tamiz de la razón. Y ahí es donde empieza la cosa a complicarse.

Me preguntaba el otro día un compañero que, desde mi punto de vista de coach, qué me parecía la alegría y el buen humor a la hora de ir a trabajar y de presentarse delante de un cliente para vender su producto. Que si lo aconsejaba.

La respuesta era obvia aún así le di una vuelta y empezamos a hablar de otras cosas. Motivación, confianza, actitud y aptitud, señales de calma – otro título canino – inteligencia emocional…, y es que al final solemos dar vueltas alrededor del mismo círculo una y otra vez. Nos preocupan básicamente las mismas cosas, por lo menos a cierto nivel. Además le gasté una broma y le dije: cuando se sonríe se está más guapo.

Es complicado estar motivado cuando el entorno no te acompaña, pero ¿qué parte podemos trabajar nosotros mismos?. Si solo sonríes pero luego no cumples lo que dices, mientes y además navajeas al personal…, eres el chico simpático del que no te puedes fiar y no tienes nada más que una sonrisa más o menos agradable. Conozco a algún personaje así que sonríe mucho pero que a sus compañeros de trabajo les da, literalmente, asco por las razones expuestas dos líneas más arriba y eso es lo más triste que te puede pasar, dar asco. Si tu actitud es la correcta y además dominas la materia…, probablemente te sea fácil transmitir y tu cuenta de confianza con esa persona aumentará día a día. La calma, otro de los valores. He visto situaciones laborales y personales extremas en más de una ocasión y he visto cómo la calma ha ayudado siempre a salir adelante, el autocontrol, el no dar a la tecla enviar sin haber respirado antes, la calma te permite anteponerte a lo que va a venir, porque cuando estás tranquilo tienes el control y con el control tienes visión de 360º y eso es fantástico. La inteligencia emocional…, que como hemos dicho no es sonreír sino la capacidad de manejar adecuadamente las emociones que provocan los acontecimientos, el no dejarse dominar por la amígdala, la paciencia…

Este cóctel podría ser parte de la clave del éxito. No siempre está asegurado y menos en estos tiempos, pero podría ser una buena recetilla sobre la que podríamos incidir esta semana. Espero que os guste y que el instinto y la razón os acompañen.

Buena semana a todos.

 

María Gil CastañoMaría A. Gil es Ingeniero Técnico Naval, ha ejercitado su carrera profesional, en diferentes empresas del sector naval, con diferentes posiciones, lo que le ha permitido, progresivamente, alcanzar una experiencia y conocimiento del entorno nada desdeñable. En los últimos 5 años, ha centrado sus pasos y los de su equipo, en el desarrollo del mercado marino en el Sur de África y Rusia, trabajando como BMQC Manager para el grupo Barloworld.

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