Si tenemos una conversación de 10 minutos, casi el 60 por ciento de nuestros compañeros, inclusive nuestros responsables, pueden llegar a mentirte hasta tres veces. Ahora nos debemos plantear lo que hacemos nosotros y saber cómo debemos construir una relación profesional duradera sabiendo esto.
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Mucha gente para hacerse la importante se suele aparentar lo que no es. Les obsesiona parece más interesantes, eficaces y felices que los demás. Han visto que las redes sociales son aliadas para extender sus batallitas falsas y acontecimiento imaginarios.
Si piensa que la mayoría de tus compañeros tienen una realidad profesional de cartón piedra, según algunos estudios, no son los únicos que viven en un mundo paralelo.
Según una investigación de la Universidad de Massachussets identifica que el 60 por ciento de los compañeros mienten entre dos o tres veces en una conversación de alrededor de diez minutos para parecer ser más atractivo o mejor profesional que los demás. Quizás tú estás mintiendo, pero los demás también te mienten. Así que se debe plantear qué se puede hacer en un escenario laboral con tanta falta de confianza de unos con otros.
El psiquiatra Brad Blanton realizó una encuesta en la que sus conclusiones fueron que el 93 por ciento de los habitantes en Estados Unidos miente con bastante regularidad en sus puestos de trabajo.
Los motivos de las mentiras son, sobre todo, dar una imagen mejor, fingir o aparentar que sabemos más, que estamos más cerca de nuestro responsable, que tenemos más experiencia… Es decir, estamos compitiendo con el resto de nuestros compañeros y queremos destacar por encima de ellos.
En algunas situaciones laborales nos podemos estar jugando un bonus o una retribución variable. O simplemente estamos marcado el territorio dentro de nuestro ámbito de actuación. Ante nuestro responsable aparentamos para que tenga la mejor opinión de todos y una imagen inmejorable, sobre todo en casos que exista competencia por una promoción o por algún premio.
Nuestro yo mismo que se presenta a los demás puede ser un ‘mismo’ editado y empaquetado, sobre todo con las modas de la marca personal, que aumentan el riesgo de mentir. El gran peligro de jugar ese papel para cumplir con la imagen ideal es que requiere un gran esfuerzo. Por tanto, el común denominador de todas estas mentiras tienen que ver con una cierta inseguridad y un déficit de autoestima, porque quien tiene mayor autoestima, es más sincero.
En un ambiente de trabajo está situación de desconfianza a medio y largo plazo todo esto resulta perjudicial, y que parece más rentable ser vulnerable y mostrar tus limitaciones, siendo humilde y auténtico. Es decir, no aparentar lo que no eres, decir lo que piensas siempre y lo que sientes en cada momento.
El límite de esta autenticidad está en que no te conviene ser de la clase de profesional que son más conflictivos de los que son capaces de resolver. Por esto, se debe evitar una sinceridad excesiva acerca de los problemas personales, procurando que nuestra sinceridad esté basada en hechos, nunca en juicios o malinterpretaciones.
La tipología de las mentiras en trabajo que no nos traerá ninguna ventajas:
- Maquillaje del ego: se suele construir sobre una base de talento, como si fuera la verdad. Se suele decir que ganamos más, que tenemos más experiencia y que conocemos a mucha gente que conocemos… Es una especie de realidad aumentada que es sobre todo artificial.
- Silicona del ego: se suele decir que se tiene una carrera que no se tiene en realidad, que se ha estudiado una cosa en una universidad falsa, que se ha trabajado en algún lugar donde nunca se ha estado, que se piensa de una determinada cosa o manera, que se ha tenido una idea que no te pertenece en realidad, que son otros los que han cometido los errores…
- Las mentirijillas: se suele usar para no ofender, para no contar todo lo que se te pide en realidad, para salir del paso evitando una confrontación, para no arriesgar la imagen o marca personal…
- Jugar con las ambigüedades sin mojarse ni posicionarse.
- Las mentiras colectivas: se suele acordar en un grupo determinado de personas un maquillaje o disimulación de la realidad que difiere de los resultados esperados o los ideales. Todo esto lo realizan para mantener su status a toda costa y por encima de quien sea.
- Generar leyendas organizativas o bulos: se realiza cuando en una determinada plantilla de trabajadores empiezan a mentir y crear una competencia interna informal en la que todos se enfrentan por ser el que mejor hace las cosas y el que quiere sobre salir.
- Vender la moto: se suele usar un lenguaje corporativo típico de un entorno en el que predomina de presumir mucho y tener muchas carencias. Por tanto, en el ambiente se respira artificialidad.
Raúl Jaime es profesor en IEBS Business School en varios programas Máster, emprendedor de Empresa Formación y profesional del sector de finanzas. También investiga sobre la creatividad e innovación en la empresa.