La retención del talento continúa siendo una de las mayores preocupaciones de todo tipo de empresas, desde organizaciones multinacionales, medianas empresas o pymes.
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Hace ya tiempo que ninguna fórmula termina de funcionar para poner fin a este dilema.
Por lo tanto, deberíamos centrar nuestro interés en conocer cuáles son los factores que hacen que un empleado quiera permanecer fiel a la empresa y cuáles serían las medidas que deberíamos tomar para reducir la deserción y crear una mayor adhesión a largo plazo en las metas que se propone la compañía.
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El proceso de selección
Una de las etapas más críticas en la fidelización de los empleados, comienza a gestarse aún antes de la contratación, es precisamente en el proceso de selección en donde ya deberíamos proceder con cautela y poner toda nuestra dedicación.
Durante el proceso de selección es cuando se debe observar a los candidatos desde la posición de cómo será en el día a día su conducta, o sea, su capacidad de reacción frente a las diferentes situaciones que le surjan, así como qué grado de adaptabilidad mostrará frente a cambios e imprevistos. Hago una enumeración de capacidades requeridas:
- Adaptabilidad
- Capacidad de análisis
- Capacidad para escuchar a los demás
- Capacidad para transmitir un mensaje y que provoque el feedback necesario
- Negociación
- Organización y gestión de prioridades
- Toma de decisión, acción e iniciativas
- Resultados (obtención de objetivos)
- Síntesis (capacidad para llegar a un diagnóstico fiable)
- Trabajo en equipo (integrarse y cooperar dentro de éste)
Así mismo, debemos interesarnos en cuáles son sus aspiraciones y potenciales.
O sea, que una entrevista de selección no puede limitarse a saber qué experiencia trae nuestro candidato.
Elegir el buen empleado, significa seleccionar a la persona que se adaptará bien a la cultura de la organización, que sus habilidades correspondan a la función específica que desempeñará y que estos valores la llevarán a adherirse al proyecto de la empresa.
El colaborador con talento no se contenta con hacer bien su trabajo, él dirige sus actividades y lleva a cabo sus funciones de acuerdo con los objetivos de futuro de la organización.
El nuevo talento será contratado cuando exista la adecuación perfecta con la empresa (con su cultura, sus expectativas, sus valores) único modo de ser útil y productivo en su nuevo cargo.
El reclutamiento es una verdadera inversión estratégica y un indicador de la ambición de la empresa y su capacidad de proyectar hacia el futuro.
¿Cómo podemos hacer el proceso de selección más fiable?
Un curriculum nos proporciona una lista de competencias y de cargos ocupados, pero que no nos permite medir la calidad del trabajo de esa persona ni su posible contribución a una nueva empresa.
La aportación de referencias tampoco nos sirve demasiado, pues el candidato siempre tratará de proporcionar las que más favorezcan a su persona.
A pesar de ser un método poco documentado, las entrevistas siguen siendo el más utilizado, y reduce la tarea del entrevistador a leer y luego fiarse de su intuición. Qué lejos estamos de conseguir el verdadero arte de la contratación, que es el basado en hechos y no en hipótesis.
Con mucha frecuencia leo preguntas que se realizan a los entrevistados, tales como «¿Es usted la persona adecuada para este puesto?”, que en realidad, solo dan lugar a todo tipo de fantasías y respuestas deseosas de complacer al entrevistador.
Es una pena, que en lugar de estas manidas preguntas, no se indague sobre la personalidad del candidato, sobre sus valores y habilidades, pues el conocimiento de estos elementos es esencial para predecir el rendimiento y el compromiso de una persona.
Cuánta más información tengan las empresas sobre lo que caracteriza y motiva a las personas, mayores serán las posibilidades de seleccionar candidatos comprometidos y competitivos.
Susana I. Fernández Capittini es Socia fundadora en Oficina Virtual Hoy. Ha llevado a cabo una larga trayectoria laboral en empresas de prestigio internacional desempeñándose en el Área de RRHH. Escribiendo, ha logrado mantener su vocación de comunicación con los demás por medio de sus artículos, que además implican un gran deseo de luchar por la defensa del buen uso del idioma.
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