Enfocar adecuadamente el alcance de nuestra experiencia, sobre todo en el ámbito laboral, es vital para ofrecer todo lo que podemos dar.

Respetar el enfoque

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Muchas veces he tenido entrevista con personas que querían incorporarse al puesto de trabajo que mi empresa había ofertado, pero a la hora de venderme su producto, de venderme sus servicios, ha enfocado mal su presentación. ¿Qué quiero decir con esto? ¿Cómo que venderme su producto? Lo que se concreta en una entrevista es la venta de un producto, con los derivados de conocimientos, experiencia, capacidad. Cuando se afronta el encuentro con un responsable de recursos humanos, lo que debe hacer un candidato es demostrar ser la mejor opción que ese entrevistador tendrá en términos de recursos profesionales. Es absolutamente imprescindible conseguir que esa empresa apueste por nuestra propuesta de integración, compromiso, calidad y experiencia. Este sería el primer paso para optar al puesto de trabajo.

Pero a la hora de venderse como producto, no se debe caer en ciertos errores de enfoque, que podemos dividir en 5 puntos:

  1. No mentir sobre lo que uno hace ni sobre los conocimientos adquiridos. Es absurdo intentar otorgarse méritos que no se ajustan a la realidad o conocimientos que se escapan de lo que uno puede ejercitar, porque a la larga esa estrategia de no contar toda la verdad acabará condenando al candidato en la hora de desempeñar sus tareas.
  2. No malgastar el tiempo en explicaciones que no tienen nada que ver con lo que la empresa demanda. Es muy habitual asistir a una entrevista de trabajo y encontrarse con candidatos que, condenados por su ansia de hacerse con el puesto, originan una conversación completamente ajena a las necesidades del momentos. Una cosa es ser traicionado por los nervios y no saber muy bien cómo defenderse, pero otra muy distinta es prediseñar una estrategia para desviar la atención, con el propósito de mostrar exactamente lo que no se debería ver.
  3. Presentar los conocimientos separados de la experiencia es, a mi entender, muy importante. Porque, por desgracia, estamos atropellados de profesionales altamente formados pero con escasa experiencia. Creo que los conocimientos teóricos no siempre cubren las necesidades que requiere el ejercicio real de las tareas. Es mejor valorado aquel que sabe sólo lo justo y necesario de los aspectos teóricos pero conoce el profundidad sus tareas y sabe defenderse en los momentos críticos. Son éstos quienes sobreviven cuando la intervención requiere más que la teoría.
  4. Demostrar la experiencia por separado además otorga una gran ventaja, porque facilita a la persona el lenguaje real para explicar cada situación, le proporciona los atajos verbales que definen cada proceso y así sabe llamar a los problemas por su nombre.
  5. Tener un plan innovador y voluntad para llevarlo a cabo una acción no garantiza nada. El secreto está en saber aceptar las reglas sociales y adaptar el plan inicial a esas reglas para conseguir imponerse a los demás jugando en el mismo terreno que todo el mundo. Ese, para mí, es el mayor logro que puede conseguir un emprendedor.

Robertti Gamarra

 

es empresario y escritor. Editor del blog Interés Productivo.  Es especialista en crear iniciativas de innovación en el ámbito del emprendimiento empresarial. Actualmente Director General de Cuenta Límite.

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