He tenido compañeros de trabajo que se caracterizan por su falta de organización. Y no me refiero solo al aspecto laboral. También en lo personal son poco organizados. Es interesante observar a personas con cero organización en su vida. Para ellas todo momento es clave, y todo es urgente. Vivir a ese ritmo no lo recomiendo a nadie, porque prácticamente se deja uno la vida para tratar de estar al día. En una situación así los momentos de tranquilidad brillan por su ausencia.

En organización las pequeñas cosas hacen la diferencia

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No me considero una persona en extremo organizada, pero si creo estar por encima del promedio. Sin embargo, esto es así actualmente porque también tuve mi tiempo en el cual prácticamente sobrevivía cada día sin saber muy bien como. Y es que llega un momento en el que ser organizado es una necesidad. En mi caso tengo un trabajo hasta cierto punto rutinario, pero donde en varias ocasiones se rompe la rutina de forma abrupta y donde la situación queda fuera de mi control.

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Organizar lo posible para improvisar lo impredecible

Trabajar en una empresa grande tiene sus ventajas, pero muchas veces las situaciones quedan fuera de tu control y se vuelven impredecibles. Esto es así cuando existen viajes o reuniones no planeados, que en un dos por tres terminan por mover toda organización que se tenga. Los mismo ocurre en cualquier ámbito, pues a veces un amigo o familiar puede requerir de nosotros en el momento menos oportuno. Esto siempre será así, por lo que se debe tener la mayor organización posible para poder atender lo impredecible.

El problema de la organización no son realmente todos los imprevistos que suelen surgir. Se haga lo que se haga siempre saldrán cosas que no estaban en el plan. El problema real es que los imprevistos surjan cuando no se tiene bajo control todo aquello que sí se puede controlar. Es entonces cuando comienza el estrés. La idea es que aquello que puedas tener bien organizado lo hagas lo más pronto posible, para sí cuando aparezca algo más no interfiera tanto con lo que estaba planeado.

El secreto de la organización son las pequeñas cosas

Casi todos hemos tratado alguna vez de encontrar el secreto de la organización. La clave es que no existe secreto. No hay recetas mágicas para ser una persona organizada de un día para otro. La buena noticia es que no es necesario eso, porque ser organizado es una habilidad que requiere de hacer pequeñas cosas, que cualquier puede hacer. En lo personal estoy en una etapa en la cual me estoy volviendo más organizado, y aunque me quedan varios aspectos por pulir, estoy sacando más provecho de cada día.

Hace no mucho mi vida era un pequeño caos. Salía a toda prisa de casa por las mañanas. Llegaba por las noches solo queriendo descansar. Ahora eso lo estoy cambiando. Hago deporte y desayuno, antes de salir con calma hacia el trabajo. Estoy cumpliendo con más actividades laborales en el mismo período de tiempo, y termino la jornada aún con algo de ánimo para salir un rato a despejarme. Como dije, aún hay cosas que no alcanzo a encajar, pero voy por buen camino. ¿Cómo he logrado esto? Hago pequeñas cosas:

  • Al terminar de utilizar algo lo regreso a su lugar, así evito tener un tiradero por todos lados.
  • Atiendo inmediatamente las cuestiones que no requieren más de algunos minutos de mi tiempo.
  • Tomo notas de aquello que sé que podré olvidar después de 10 minutos.
  • Utilizo una hoja de papel para escribir mis pendientes del día y no estarlos pensando a cada rato.
  • Hago mi mejor esfuerzo pero evito el perfeccionismo, es mejor algo bueno a tiempo que algo excelente a destiempo.

 

Olmo Axayacatl

Olmo Axayacatl es ingeniero mecánico agrícola de profesión, con una maestría en ciencias en horticultura, sin planes para el doctorado pero le gustaría irse algunos años a un país de habla inglesa, mientras tanto es profesor y bloguero.

 

 

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