Tener hijos es una de las mejores experiencias de la vida y saca lo mejor que llevamos dentro. Nos hace querer ser los mejores padres para nuestros niños, los más ejemplares, los más cariñosos, los más atentos. Nos hace querer ser perfectos, incluso sabiendo que eso no es posible.

Madres y padres ante el síndrome Burnout

© Bits and Splits – Fotolia.com

Esta presión constante viene por muchas vías distintas. La primera y la más intensa, nuestra propia intención de ser la mejor versión de nosotros mismos. Pero también la familia, los demás padres, las amistades y a veces incluso el entorno laboral. Parte de la sociedad empuja a los padres a convertirse en un ideal de perfección que no es natural.

La publicidad y los estereotipos culturales y de las ficciones televisivas, cinematográficas, etc., también apuestan por una imagen perfeccionista de los padres. Todo este entorno provoca que esté mal visto que los padres puedan quejarse de necesitar un descanso de sus obligaciones familiares.

Los niños, sobre todo en sus primeros años, requieren una atención constante e intensiva. Incluso los niños que nos parecen más fáciles de llevar que otros, suponen una permanente demanda de atención.

A todo esto, hay que añadir que, para muchas madres y padres, las obligaciones familiares vienen a añadirse a todas aquellas que ya tuvieran antes, especialmente las laborales. Esta conjunción de obligaciones y responsabilidades tiene como efecto inmediato la desaparición del «tiempo libre» y la sensación de que nunca se tiene tiempo suficiente para todo lo que es necesario hacer.

Muchos padres consideran que es una situación temporal que se da en los primeros meses de vida de sus bebés, pero cuando ven que las cosas no siempre mejoran, suelen sentirse agobiados. Esta sensación de agobio se agrava porque, como hemos indicado, no está bien visto «sacar defectos al hecho de ser padres».

Mucha gente siente que es como si estuvieran queriendo menos a sus hijos, por lo que ese agobio les provoca además sensación de culpabilidad.

Las consecuencias del estrés físico y emocional pueden desembocar en el llamado «sindróme de Burnout» o de desgaste profesional. Este síndrome se caracteriza por un estrés crónico que produce en quien lo padece una profunda sensación de inutilidad y tristeza.

La desmotivación y el agotamiento físico y mental son otros de los elementos presentes en este síndrome. El agotamiento físico lleva a la fatiga crónica y a los dolores musculares y el agotamiento psíquico produce alteraciones del sueño.

El rendimiento, tanto en casa como en el trabajo o en cualquier actividad, se resiente y el organismo se vuelve más vulnerable a las enfermedades por el estrés permanente y la falta de un descanso de calidad.

Toda esta situación conlleva que quien quiere ser el padre ideal puede acabar convirtiéndose en justo lo contrario. Hay que asumir la paradoja de que, para ser mejores padres para nuestros hijos tenemos que reconocer que no podemos ser perfectos.

Con el tiempo, recordaremos muchos momentos ridículos que como padres nos harán reírnos de nosotros mismos, pero, hasta que logramos priorizar las cosas más importantes sobre las menos, la amenaza del síndrome de Burnout.

Debemos entender que reconocer que estamos cansados de nuestras labores de padres no es malo ni ningún tipo de traición a nuestros hijos. Pedir ayuda a las personas cercanas no es nada vergonzoso. Si es necesario recurrir a ayuda profesional, tampoco hay que dudar sobre ello.

Lo principal es saber reconocer que hay ocasiones en las que no podemos con todo. Aceptar nuestras limitaciones y reformular nuestras prioridades. Esto supone que algunas de las responsabilidades que antes echábamos sobre nuestros hombros ahora deberán pasar a un segundo plano.

Hay personas a las que les cuesta mucho priorizar y dejar de lado algunas tareas, especialmente si alguien les presiona para que las hagan. Por eso es importante aprender a decir no para enfocar nuestras energías en lo más prioritario, que en muchas ocasiones será el cuidado de nuestros hijos.

Combatir el síndrome de Burnout no solo es posible sino necesario para que no identifiquemos el hecho de cuidar de nuestros hijos con una fuente de problemas y sinsabores. Relacionar la crianza de los niños con nuestros mejores momentos y no con el estrés continuo es el modo en que nos convertiremos en los padres que ellos se merecen.

 

María José MadarnásMaría José Madarnás es editora de Maternidad Fácil. Le gusta el diseño, la traducción y todas aquellas experiencias que le permiten aprender. Le encanta indagar sobre los mecanismos que nos permiten adquirir nuevos conocimientos y sobre cómo las nuevas tecnologías han cambiado nuestra percepción del mundo.

 

Shares
Share This