“Lo que haría si me organizara…”, una frase que una compañera de trabajo expresó. No me la dijo a mi, ni a nadie en particular. Más bien estaba pensando en voz alta, y retomo dicha frase porque es la misma que muchas veces me he repetido. Sé que si me organizara bien podría hacer muchas más cosas a lo largo del día.
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No es que sea un caos total, porque si tengo cierta organización en mi día. La prueba de ello es que he forjado el hábito de ir diario al gimnasio mínimo una hora, algo que hace menos de un año ni siquiera hubiese pensado en lograr. Una hora que sin duda me serviría mucho para hacer otras cosas, pero que la dedico a mi bienestar físico y mental.
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Si yo me organizara bien
Una parte de mi está convencida de que si organizara bien cada uno de mis días podría hacer más cosas, pero más importante aún, podría mostrar en mayor medida mi potencial. Sin embargo, la organización es sencilla en la teoría, pero en la práctica requiere de mucho esfuerzo, y lo digo porque los imprevistos siempre están a la orden del día.
Muchas veces he organizado mis días y he tenido la intención de cumplir con lo establecido, pero también en muchas ocasiones he tenido que rehacer mi organización por la presencia de imprevistos. Es por ello que si yo me organizo bien no tengo garantías de que pueda cumplir el día tal como lo he organizado. Se requiere un elemento más: improvisación.
La flexibilidad es la clave
Un sistema de organización rígido es el primer paso para el fracaso. Siempre existirán factores que están fuera de nuestro control, y muchos no podrán ser ignorados. Organizar el día a cada minuto es un esfuerzo vano, porque cuando surja una actividad inesperada, toda tu programación se vendrá abajo.
Improvisar es una habilidad necesaria, que mientras más se practique mejor se hará. En mi opinión el saber improvisar es de mucha utilidad cuando se aplica correctamente. Quien sabe improvisar ante una cuestión inesperada es porque tiene un sistema de organización flexible, y eso es algo que catapulta hacia el éxito.
¿Qué haces con tu tiempo?
A veces parece mentira que todos tengamos las mismas 24 horas cada día. Seguro te ha pasado que sientes que el día no te rinde, mientras ves como alguien más ha hecho tantas cosas que no te explicas cómo lo ha logrado. Este asunto es básicamente una cuestión de percepción: es mejor hacer pocas cosas grandes que muchas cosas pequeñas.
El número de actividades que hagas en el día es menos relevante que la magnitud y el impacto de las mismas. Es justo por esto que los expertos en organización y productividad recomiendan dedicar tu tiempo a las tareas que tendrán un mayor impacto. Una vez terminadas estas puedes enfocarte en las pequeñas acciones, que te brindan menor impacto.
Olmo Axayacatl es ingeniero mecánico agrícola de profesión, con una maestría en ciencias en horticultura, sin planes para el doctorado pero le gustaría irse algunos años a un país de habla inglesa, mientras tanto es profesor y bloguero.