La sociedad en que vivimos deja poco margen para el error, así puedo resumir buena parte del libro Crear o Morir: La Esperanza de America Latina y las 5 Claves de la Innovación, de Andrés Oppenheimer, un libro que recomiendo ampliamente leer. En uno de los capítulos el autor analiza el ambiente existente en Silicon Valley, uno los puntos con más innovadores del planeta, donde presumir los fracasos es tan normal que todo el mundo lo hace.
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¿Te imaginas presumiendo tus fracasos a tus familiares y amigos? Seguramente no, y es que justamente estamos formados en una sociedad donde el fracaso se considera una vergüenza. Entonces cuando llegamos a fracasar, mientras menos gente se entere mejor. ¿No has querido hacer algo realmente bien después de tener algún tropiezo, solo para que todos olviden este último? ¿Alguna vez te has deprimido después de no conseguir algo?
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Los errores cuestan
Hay una verdad innegable: la mayoría de los errores cuestan, y me refiero a recursos de todo tipo, no solo económicos. Otra verdad es que siempre van a existir los errores, aún cuando se crea tener todo en la palma de la mano. La pregunta es cómo convivir con estas dos verdades, por eso es lo que se necesita hacer, llegar a un equilibrio, no tratar de eliminar los errores, y mucho menos de castigar a quien los comete.
La respuesta, aunque no lo creas, es bastante sencilla: hay que equivocarse rápido y equivocarse barato. Por ejemplo: es mejor cometer errores cuando se va iniciando un proyecto y la magnitud del mismo es más bien pequeña, que equivocarse cuando el proyecto ya ha crecido o está en expansión. En términos económicos, el primero sería un error pequeño, mientras que el segundo sería un gran error, que costaría mucho más.
Siempre habrá errores
Cuando se tienen empleados y se les presiona para que no comentan errores, entonces se está matando su iniciativa, por lo que se crean empleados buenos para seguir órdenes, a los que seguramente después no querrías dejarles a cargo un proyecto importante. Es mucho mejor que los motives a que se equivoquen rápido, mientras más pronto menos te costarán sus errores, porque sus responsabilidades serán las mínimas posibles, y porque estarás ahí para apoyarles.
Permítete los errores, pero como cada uno de ellos te va a costar algo, entonces trata de obtener algo a cambio: experiencia. Equivocarse no es malo, no te escondas después de ello, no huyas del error. Mejor busca un aprendizaje de lo sucedido, pues seguramente en otra ocasión volverás a estar en la misma situación, y entonces, si te vuelves a equivocar, ahora si no hay excusa. Siempre pregúnate: ¿Por qué pasó? ¿Se pudo haber evitado?
Olmo Axayacatl es ingeniero mecánico agrícola de profesión, con una maestría en ciencias en horticultura, sin planes para el doctorado pero le gustaría irse algunos años a un país de habla inglesa, mientras tanto es profesor y bloguero.