Comunicar algo a través de un blog es todo un arte, pues aunque puede parecer algo sencillo, se requiere tener mucha habilidad para que otros comprendan tus ideas. Se trata de una habilidad que uno adquiere con el tiempo y la práctica. Si bien redactar algo es fácil, redactarlo de manera que sea comprensible para todos puede tener complicaciones, sobre todo en un inicio, cuando apenas se busca definir un estilo de redacción.
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Es normal cambiar el estilo de redacción con frecuencia cuando se va comenzando a bloggear, pero si esto ocurre aún después de llevar un tiempo en esto, entonces puede convertirse en un problema. En primer lugar resultará incómodo para los lectores habituales, quienes podrían dejar de leerte si no estableces un estilo propio. Pero también está el hecho de que tu mismo puedes cansarte al no encontrar tu estilo.
En esa búsqueda de un estilo propio muchos que comienzan con un blog suelen pasar una etapa en la cual quieren que sus escritos suenen muy profesionales, y es cuando se cae en el hecho de complicar los textos. Si esto ocurre por un breve periodo está bien, pues ayuda al blogger en cuestión a comprender mejor cómo comunicarse. Pero si es un hábito que se mantiene entonces se convierte en un problema.
Y es que en esto del blogging la escritura simple es quizá el mejor hábito que se puede tener. Redactar de forma simple tienen muchas ventajas. La primera es que con una escritura sencilla y directa se puede llegar a un mayor número de lectores, pues son pocos quienes gustan de leer textos complejos y rebuscados. Otra cuestión es el hecho de que redactar de forma sencilla permite redactar con mayor libertad, al no tener que incluir por la fuerza palabras o expresiones complejas.
Sé que hay temas que por su misma naturaleza requieren de conceptos complicados, que quizá no domina el público en general. Cuando es necesario hacer uso de dichos conceptos entonces adelante, siempre y cuando se involucre una explicación para que los lectores puedan saber de que se está hablando. Pero fuera de este caso, si no hay necesidad de meter palabras poco comunes, mejor no hacerlo, para no subir el nivel de complejidad innecesariamente.
Aquí aplica uno de los consejos que dan muchos escritores de diversos géneros: si algo no aporta nada al texto, entonces mejor elimínalo. De esta manera no estarás dando vueltas al tema y podrás ser directo en lo que quieres expresar. ¿Cómo saber que eliminar? Puedes pedir a alguien más que lea tus textos y que te diga que le parece irrelevante, es una buena estrategia aunque no siempre es aplicable. O la otra es que puedes ir aprendiendo sobre la marcha.
Olmo Axayacatl es ingeniero mecánico agrícola de profesión, con una maestría en ciencias en horticultura, sin planes para el doctorado pero le gustaría irse algunos años a un país de habla inglesa, mientras tanto es profesor y bloguero.