Que la productividad es algo que muchos queremos lograr es bien conocido. Que los hábitos son la clave que otros tantos buscamos también lo sabemos. Que las personas de éxito son muy productivas y tienen buenos hábitos lo hemos escuchando tantas veces. Todo esto lo sabemos, porque son como clichés. Pero saber no basta en esta cuestión, es necesario actuar, y eso se dice tan fácil que el asunto se vuelve engañoso.
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Como se suele decir, sonreír cuando las cosas van bien es algo que todos pueden hacer. Pero sonreír cuando las cosas no están saliendo, eso es lo más difícil del mundo. Del mismo modo, ser productivo y comenzar a desarrollar hábitos excelentes es sencillo cuando se está motivado. La pregunta es: ¿con qué frecuencia te encuentras motivado?
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No le dejes lo importante a la motivación
Nadie puede dudar de que cuando se tiene motivación se pueden lograr cosas increíbles. Pero cuando alguien pone todas sus esperanzas en la motivación está jugando a un juego muy peligroso. No conozco una sola persona que pueda mantener la motivación alta por largos períodos de tiempo. Y es que la motivación no es una constante en nuestra vida, porque siempre dependerá de muchos factores, la gran mayoría ajenos a nuestro control.
Me gusta pensar que contamos con una dosis de motivación diaria, y cada quien elige en que la utiliza. Hay quienes la malgastan en actividades sin gran impacto, mientras que otros saben que es un combustible potente pero muy escaso. Saber cuando usarla es fundamental, sobre todo porque bien utilizada puede ayudar a crear más motivación. Pero si no se utiliza correctamente se esfumará como si de humo se tratara.
Haz lo que debas, estés motivado o no
Si piensas que harás grandes cosas cuando encuentres la manera de estar motivado más seguido estás poniendo tus esperanzas en el punto equivocado. La motivación suele ser caprichosa, puede ir y venir a placer, estimulada por diversos factores. E incluso algo que te motivó ayer puede no motivarte hoy. En este tema nunca se sabe. No, lo que necesitas hacer es fomentar tu disciplina. Has que lo tienes que hacer tengas ganas o no.
No bases tus metas en la motivación. Si esta aparece será genial y te ayudará bastante. Pero si no lo hace aún así el trabajo estará hecho. Por ejemplo, los grandes pintores realizaron sus obras más famosas gracias al esfuerzo diario. No creas que un día se levantaron motivados y pintaron de forma grandiosa. No, ellos pintaban un día sí y otro también, claro que no siempre pintaban obras magníficas, pero al hacerlo siempre aumentaron sus posibilidades de que la motivación los encontrara trabajando.
Olmo Axayacatl es ingeniero mecánico agrícola de profesión, con una maestría en ciencias en horticultura, sin planes para el doctorado pero le gustaría irse algunos años a un país de habla inglesa, mientras tanto es profesor y bloguero.