Cuando hablamos de la comunicación 2.0 es necesario dejar bien claro que la comprensión del mensaje emitido es responsabilidad del emisor, más allá que de los receptores. ¿Por qué esto debe ser así? Son varias las razones que ponen la responsabilidad sobre quien emite el mensaje, pero quizá la más importante es el bombardeo masivo de información al que todos estamos expuestos en la red. El hecho de que existan tantos mensajes tratando de captar nuestra atención al mismo tiempo implica que aquella información poco clara sea puesta en un segundo plano de inmediato.
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Cuando hablamos con alguien de forma presencial son varias las maneras en las cuales comprendemos el mensaje, lo que permite generar un panorama muy bueno de lo que se nos está queriendo decir. Por ejemplo, podemos ver los gestos de la otra persona y captar las variaciones del tono de su voz, lo que permite hacernos una idea clara del mensaje que se quiere transmitir. Sin embargo, en la comunicación no presencial, a través de medios digitales, la cosa se complica un poco porque los mensajes suelen resultar en muchas ocasiones bastante confusos.
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No supongas absolutamente nada
En la comunicación 2.0 el error más grande en que se puede caer es el de suponer. No supongas que todos van a comprender tu mensaje de la misma forma en que tú lo haces, porque habrá muchas cosas que para ti indicarán algo, pero si el mensaje no queda completamente clara entonces surgirán diversos enfoques. Antes de publicar información en la red sugiero que hagas un breve análisis sobre si tu mensaje quedará claro para los demás, podría ser algo tedioso al principio, pero vale la pena, sobre todo si estás desarrollando tu marca personal, y no se diga la marca de una empresa.
La comunicación 2.0 es una herramienta poderosa para influir en otros. Como bien se dice, una imagen vale más que mil palabras, y un vídeo muchísimo más. El detalle es que una misma imagen puede representar dos cosas completamente opuestas, dependiendo de quienes sean los receptores del mensaje, y de una imagen difícilmente se puede obtener más información, se trata más bien de algo que se interpreta. Te diré que no se le puede dar gusto a todo el mundo, sin embargo, la cautela nunca está de más: no supongas.
Define tu público objetivo
La comunicación 2.0 debe ser fluida, por lo que no se trata de quebrarse la cabeza pensando de que manera todos comprenderán lo que quieres que entiendan: siempre va a haber alguien que no quede conforme, que no entienda el mensaje, e incluso, que esté en una postura de oposición. Por ello es importante determinar un público objetivo. Digamos que eres un diseñador de camisetas, pero tus modelos son enfocados más bien a la gente joven; entonces tus mensajes deben enfocarse en dicho segmento, siendo conscientes de que gente de mayor edad podría no llegar a comprender lo que quieres transmitir.
Cuando los mensajes que presentas en la red son personales no pasará demasiado si alguien no comprende lo que quieres decir, a menos que seas alguien con cierto liderazgo en algún sector, en cuyo caso se podría generar un cierto daño a la imagen personal. Pero cuando se trata de marcas empresariales, que el público objetivo no comprenda el mensaje es un problema que puede traer graves consecuencias, reflejadas sobre todo en las cuestiones financieras. Es por ello que las grandes empresas invierten enormes sumas de dinero para definir lo mejor posible cada uno de sus mensajes.
Olmo Axayacatl es ingeniero mecánico agrícola de profesión, con una maestría en ciencias en horticultura, sin planes para el doctorado pero le gustaría irse algunos años a un país de habla inglesa, mientras tanto es profesor y bloguero.