Recuerdo mi primera consola: un Atari. Aquella caja llena de sonidos e imágenes que se movían en dos dimensiones me dio muchos momentos de diversión junto a mi padre, que alguna vez pillé jugando cuando pensaba que todos estábamos dormidos. ¡Qué buena época!
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Luego llegaron la Nintendo y mi hermanito. Lo que para mí era novedad para mi hermano era un aparato que siempre había estado ahí. Él acabó jugando mucho más que yo y con los años ha reunido su colección personal de consolas y juegos, además de haber acumulado muchas horas sentado, jugando frente al televisor.
Mis recuerdos de la infancia cuando pensaba en videojuegos eran justamente esos: pasar un rato sentados en el sofá con la mirada fija en la tele y tan concentrados que podían llamarnos a cenar y nosotros ni nos enterábamos.
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La tecnología ofrece nuevas formas de jugar
Aquella visión ha cambiado. Aunque aún somos muchos los que disfrutamos de reencontrarnos con los juegos de nuestra infancia y podemos seguir jugándolos incluso sin tener consola, descargando juegos retro a nuestros dispositivos móviles, el movimiento ya es una parte importante en el universo del videojuego y los avances tecnológicos nos ofrecen videojuegos con más opciones y mejores efectos.
Con la aparición de la Wii, que fue pionera en añadir movimiento a los videojuegos y la mejora de esa tecnología en años posteriores, los videojuegos pasaron a ser también actividades en las que, tras un rato jugando, acababas sudando como si hubieras salido del gimnasio.
Este es un cambio muy positivo, pues hoy en día hay muchos videojuegos en los que los niños no solo deben utilizar las manos, sino que deben trabajar con todo su cuerpo para conseguir superar niveles y avanzar en juegos que siguen captando su atención como en su momento aquel Atari capturó la mía.
Los videojuegos se alejan del sofá
Videojuegos de aventura, de baile, de deportes, ponen a prueba la resistencia de los niños de hoy haciéndolos saltar, correr en el sitio, agacharse y levantarse, moverse con cuidado o reaccionar rápidamente ante el ataque de un enemigo. Todas estas actividades lúdicas consiguen que los niños acaben agotados tras una hora de videojuego. Además, les permite trabajar:
- Sus reflejos, pues deben actuar con rapidez y estar alerta ante los estímulos externos.
- Su coordinación, no solo la coordinación mano-ojo, algo que pueden mejorar con todos los videojuegos, sino la de todo el cuerpo.
- Su equilibrio, que deberán utilizar para mantener algunas posturas y poder desbloquear pistas o nuevos movimientos, como en juegos que enseñan a practicar yoga.
Además, los juegos en los que se hace hincapié en los deportes son perfectos para que los niños se inicien en una actividad deportiva. Asociar la diversión a la práctica regular de ejercicio es la mejor forma de despertar su interés por ser más activos y ver que progresan con la práctica, los hará estar motivados cuando se les presenten dificultades.
Los deportes son actividades sociales que aportan múltiples beneficios a niños y adultos, no solo a nivel físico sino a nivel intelectual y emocional. Aportan equilibrio, liberan el estrés y mejoran la concentración, además de contribuir a mejorar las habilidades sociales y comunicativas. El deporte es una de las mejores formas de comenzar a cultivar hábitos saludables en los niños.
Si quieres leer más sobre los beneficios del deporte en los niños no te pierdas este artículo sobre los beneficios del yoga para los niños, una práctica que poco a poco va ganando adeptos y que ofrece un entorno divertido y saludable para que los más pequeños se activen.
María José Madarnás es editora de Maternidad Fácil. Le gusta el diseño, la traducción y todas aquellas experiencias que le permiten aprender. Le encanta indagar sobre los mecanismos que nos permiten adquirir nuevos conocimientos y sobre cómo las nuevas tecnologías han cambiado nuestra percepción del mundo.