En algunas ocasiones cuando un equipo de trabajo se conforma a lo largo de varios meses lo que acaba ocurriendo es que dentro del mismo acabamos teniendo dos equipos que funcionan a velocidades diferentes…, es como aquello de los conjuntos disjuntos que estudiábamos en el cole hace años…, ¿cómo remediamos esto?
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Somos seres individuales y la realidad es que muchas veces acomodaticios y el que nos espoleen no nos gusta mucho. Cuando un equipo ha establecido sus normas internas de funcionamiento y estas normas han sido asumidas por los miembros ya establecidos, la llegada de los nuevos miembros se observará con atención y si estos no están del todo de acuerdo con las normas e implantan su nueva corriente de trabajo se puede llegar a producir una competición nada sana, por otro lado rentable para la empresa dado que tendrá dos formas de trabajar diferentes de las que poder sacar provecho. Pero el responsible del equipo, para él no tan disjunto, deberá estar atento para limar asperezas entre los miembros y saber combinar las habilidades de todos los miembros, seguir delegando como lo hacía y dar la importancia que corresponda a cada miembro, probablemente no prestando demasiada atención a dicha competición, para inhibir un comportamiento hay que ignorarlo.
No hay cosa más triste que creer que lo sabes todo y que nada te pueden enseñar porque llevas en la profesión X años…, el día que me pase eso me retiraré a una pequeña isla a tejer como Penélope, la mujer de Ulises esperando mi fin. Los equipos disjuntos no se forman por la experiencia de los miembros, sino por la aproximación que cada uno tiene a la misma. Generalmente y por lo que he visto y veo a mi alrededor la experiencia mal entendida unida a la intransigencia y al “esto me lo tienen que dar” choca con el “esto lo tenemos que hacer y solventar el problema y avanzar”…, vale, no te lo dan pero el trabajo lo tienes que sacar adelante…, y es que malo es el consejero de la razón absoluta.
En el medio en el que me muevo veo las dos cosas. Veo equipos disjuntos que se mueven a dos velocidades dentro del mismo departamento, pero que tienen un responsible con determinación y auto confianza y veo también equipos sólidos y perfectamente ensamblados que se están desmoronando por una incorrecta gestión.
El caso es que, al final, gestionar personas y que las personas nos autogestionemos en entornos cambiantes suele ser lo más complicado y lo más difícil. Todos tenemos nuestro ego, a veces más grande a veces más pequeño pero lo sacamos a pasear de vez en cuando aunque no seamos personas soberbias.
Espero que vuestros equipos sean conjuntos bien juntos y nada disjuntos. Buena semana a todos.
María A. Gil es Ingeniero Técnico Naval, ha ejercitado su carrera profesional en diferentes empresas del sector naval, con diferentes posiciones, lo que le ha permitido, progresivamente, alcanzar una experiencia y conocimiento 360, haciendo de ella un gerente de carácter generalista, trabaja en la actualidad para el Grupo ICL como Global Sourcing Manager.