El CEO de hoy y del futuro debe enfrentarse a un nuevo reto, en donde ya no le será suficiente ni su pura inteligencia ni su rendimiento individual. El dirigente del mañana deberá demostrar que cuenta con habilidades de comportamiento y una inteligencia emocional. Tendrá que contar con la capacidad de gestionar de forma continua la complejidad, al instante y cada vez con menos preaviso.  Para ello, deberá tener una verdadera capacidad para entender los problemas, detectar señales débiles, adivinar los mecanismos y ver claro en un entorno abarrotado de múltiples informaciones superpuestas.

Complejidad de competencias: el gran desafío para los aspirantes a CEO

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A esto me refiero cuando adjudico el tenor de complejidad a la función de este dirigente.

Para dejar más claro aún este concepto, a continuación, detallaré cuatro desafíos, a mi entender los más destacados, que ha de vencer nuestro CEO en su camino del liderazgo.

1. El CEO del futuro deberá llevar a cabo su acción mediante la combinación de tres tipos de inteligencia:

  • La inteligencia práctica, o sea, la capacidad de gestionar el fluir de informaciones complejas, de priorizar y de anticipar las consecuencias imprevistas;
  • La inteligencia social, es decir, desarrollar y utilizar las habilidades de los colaboradores, integrar diferentes perspectivas y gestionar los conflictos;
  • Por último, la inteligencia emocional, lo que lo lleva a conocer sus propias astucias, estar al tanto de las debilidades de su razonamiento, y ejercer el pensamiento crítico.

Estas capacidades se adquieren con la variedad de experiencias, la confrontación con otras culturas y una gran apertura de espíritu.  Pertenecer a una gran organización no basta.

2. Lograr ser director general  implicará la capacidad de conciliar los extremos.

¿Qué significa esto?

El tema central de los altos mandos será la de conciliar la complejidad creciente en:

  • el ámbito empresarial;
  • a nivel de los modelos de negocio;
  • el proceso de creación de valores intelectuales;

La capacidad de gestionar esta creciente complejidad, subyace en comprenderla y en confiar en los otros como en nosotros mismos en pro de una rápida integración que permitirá, poner en marcha, las iniciativas de cambio, mejoras y  gestión de dirección. Por lo tanto, será indispensable que el CEO cuente con cualidades intuitivas, intelectuales y emocionales.

  • geografías y regiones;

El líder moderno no lo sabe todo, se rodea de colaboradores o consultores expertos que están en contacto directo con la región y así se va forjando una convicción a partir de los elementos del mercado, del contexto y de sus limitaciones.

  • las diferentes generaciones;

Para lograr conciliar que dos o incluso tres generaciones trabajen juntas dentro de las mismas organizaciones y servicios, el líder del mañana deberá ante todo, crear confianza a través de su postura, su talento unificador y el reconocimiento de sus valores. Esto es esencial para beneficiarse, de alguna manera, de sus recursos de liderazgo. Antes que nada, se deben escuchar los distintos puntos de vista para evitar los prejuicios que lleven a disputas o rupturas.

  • la búsqueda de la cohabitación de clases y creencias desiguales en el seno de equipos diversos.

No solo ha de ser conciliador, sino además, simplificador; si no se da esta condición, la tarea es imposible. Simplificar requiere un excelente entendimiento, facultad que es en gran parte el resultado de la elección de los empleados que actúan como eficaces esclarecedores. El líder es aquel que sabrá con sus objetivos, componer este conjunto.

Se requieren también, habilidades de comunicación, que propiciarán un comercio más organizado y fluido, con un apetito para el ejercicio en sus diferentes formatos y un deseo de compartir, incluyendo el registro emocional.

Comunicarse de manera efectiva también requiere el talento de «conexión» de autenticidad para que cada empleado se sienta afectado por las iniciativas de gestión e implicado por los líderes. Saber llegar a los otros por la emoción y la energía, así como por el compromiso y el conocimiento. Sintetizando, las cualidades esenciales del CEO del futuro se resumen en el concepto de apertura, ya sea intelectual, emocional o práctica.

3. El CEO del mañana deberá saber reconocer y desarrollar los tres raros recursos de una organización, que son el talento, la innovación y el capital.

  • El talento

El que promueve la diversidad en el reclutamiento (género, nacionalidad, educación, origen social, intergeneracional); que implementa una estricta política de identificación y administración de los talentos esenciales; que reconoce y activa la multiplicidad de influencias  de motivación, sobre todo entre las generaciones recientes, dándoles la autonomía para dirigir, transformar  y materializar  los valores para que lo  mejor del mercado quiera  estar vinculado y asociarse a ellos, con el fin de formar parte de los líderes del futuro.

  • La innovación disruptiva

El que sabe crear el clima propicio para el surgimiento y la realización de nuevas ideas; que sabe captar débiles señales;  que promueve los vínculos con otros sectores, otros  universos, abriendo la empresa hacia el exterior, dándose el derecho al error, ese será uno de los líderes del mañana.

  • El capital 

El que sepa fijar las orientaciones estratégicas y proceder a las conciliaciones que asegurarán por un lado, la sostenibilidad de la empresa, y por otro proteger las fuentes de rentabilidad en el corto plazo, como los escasos recursos de nuestro planeta (agua, aire …), este también llegará a ser uno de los líderes del futuro.

4. Agilidad: en el futuro, aptitud diferenciadora imprescindible para tener éxito en el rol de CEO.

Para ser un poco más explícita, diré que es la capacidad de identificar las oportunidades y los conflictos, de adaptarse a ellos y hacer mover la propia empresa más rápido que las demás, para crear una ventaja competitiva.

Es, además, la capacidad de prepararse para los posibles fallos, y si ellos se presentaran, mostrar resistencia y adaptabilidad, tomarlos como lecciones y aprender rápidamente de ellos para fortalecer esa entereza.

Anticiparse, adaptarse, aprender, ser resistente, inspirar confianza:  la agilidad se ha convertido en la mayor cualidad para dirigir de manera sostenible en un mundo cada vez más paradójico. El líder busca las paradojas a través de un modo de pensar menos binario (verdadera o falsa) e integrador (verdadero y falso al mismo tiempo), en el que dos opciones diferentes se pueden combinar para dar lugar a un valor alternativo creativo.

La agilidad no es una cualidad innata, y es poco desarrollada en el plan de estudios de nuestras élites. O sea, que ese será el objetivo a perseguir por los aspirantes a directores generales.

Para concluir, una última reflexión.

Los pronósticos de “dirección sin director” y de « organizaciones en red », parecen limitar la esperanza de vida del concepto Director Ejecutivo  (CEO), con una tendencia a hablar más de Director de Plataforma (CPO).

Ser CEO implica grandes exigencias y tener muchas cualidades, siendo cada una de ellas de gran importancia. Pero, en vistas de los grandes cambios que nos traerá el futuro empresarial, es que sus funciones y aptitudes tendrán que comenzar a navegar en la aventura de la investigación, práctica y dominio de la diversidad, de la innovación y todo ello en un ambiente en el que será imprescindible que deje claras sus cualidades de agilidad y resistencia.

Susana I. Fernández Capittini

Susana I. Fernández Capittini es Socia fundadora en Oficina Virtual Hoy. Ha llevado a cabo una larga trayectoria laboral en empresas de prestigio internacional desempeñándose en el Área de RRHH. Escribiendo, ha logrado mantener su vocación de comunicación con los demás por medio de sus artículos, que además implican un gran deseo de luchar por la defensa del buen uso del idioma.

 

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