Empieza por uno mismo…

¿Que levante la mano quien no haga alguna chapucilla laboral a lo largo del día?…

La calidad bien entendida...

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¿Cuántas veces hablamos de normativas, procedimientos, reglamentos, procesos, ISO, AENOR, CENELEC…, y demás reglamentos y no hacemos ni caso. ¿Qué entendemos por calidad? Pero sobre todo…, ¿cuándo nos importa? ¿Cuando llega el inspector o auditor de turno? ¿Siempre?¿Relajamos nuestras normas y permitimos a nuestros equipos que las relajen?… en pos de la productividad.

Las normativas de calidad / certificaciones / organismos reguladores…, varían en función del país y del producto…, y nuestra forma de trabajar ¿varía también?…, creo que sí. No es la primera vez que veo y de hecho que me dicen…, mándalo, como esté, da lo mismo, si es para una primera aproximación, no hay que ser tan exactos…, lo que quiero transmitir es la imagen de que llegamos a tiempo…, y ahí es donde radica el problema, que lo que tú quieres transmitir no suele coincidir en absoluto con lo que el otro percibe realmente, porque no estamos en su cabeza…, todos lo hacemos o lo hemos hecho en un momento dado…, y no somos conscientes que, igual que «nuestro cv empieza en nuestro nombre«, nuestra carta de presentación es ese trabajo enviado sin completar, hecho rapidito y para llegar a tiempo…; pero muy justito en calidad.

Estoy de acuerdo en que el tiempo marca las pautas, pero aún así, el mantener la calidad en nuestro trabajo debe permanecer como deseo inmutable. Es como si hiciésemos la tortilla de patata sin cocinar las patatas…, lo importante es que salga a la mesa…, no, lo importante es que sea tortilla de patatas aceptable…, que parezca tortilla de patatas y que las patatas estén hechas…, sino es otra cosa, que podemos llamar deconstrucción, pero que seguirá teniendo las patatas cocinadas. Eso no significa que nos dediquemos al perfeccionismo de forma exacerbada y sacrificando tiempo y buen hacer de otras tareas o dilatando el cierre de la que tenemos entre manos. La perfección no existe, pero sí debemos buscar el no fallo, el equilibrio entre ella y nuestro convivir diario. Es importante tener claro el escenario en el que te mueves y, en la medida de lo posible, ser conocedor del tiempo que requieren las tareas que desarrollas, así, podremos planificar nuestras acciones y mantener el estándar de calidad que queremos para nuestro trabajo y, en consecuencia, para nuestra imagen profesional, que es lo que queremos vender y lo que al final, paga el alquiler de cada mes y la Mahou con los amigos el fin de semana.

Si pones cariño en tus tareas, al final pones calidad, si entiendes que lo que haces lleva parte de ti, te gustará dejar tu impronta y todos queremos dar lo mejor de nosotros y que los demás lo reconozcan, porque las personas buscamos reconocimiento desde pequeños. La famosa frase: «mira lo que hago papá», como explicaba el Profesor Marina, es una expresión temprana de la necesidad de reconocimiento, necesidad que nos acompaña a lo largo del tiempo. Conozco a más de un profesional que es feliz en su trabajo no por lo que gana, sino porque le reconocen el esfuerzo y su buen hacer diario.

Espero que no se me olvide esta semana y conseguir reducir al mínimo mis «chapucillas laborales».

Calidad sí. Equilibrio, también.

Buena semana a todos.

María Gil CastañoMaría A. Gil es Ingeniero Técnico Naval, ha ejercitado su carrera profesional, en diferentes empresas del sector naval, con diferentes posiciones, lo que le ha permitido, progresivamente, alcanzar una experiencia y conocimiento del entorno nada desdeñable. En los últimos 5 años, ha centrado sus pasos y los de su equipo, en el desarrollo del mercado marino en el Sur de África y Rusia, trabajando como BMQC Manager para el grupo Barloworld.

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