Una idea que suelo escuchar mucho menciona que nadie tenemos la vida comprada, que hoy estamos aquí pero mañana quien sabe, etc. Es una forma sencilla de lidiar con la incertidumbre que nos acompaña a todos, porque aceptémoslo, somos parte de un inmenso caos en el que la mayoría de los factores están fuera de nuestro alcance.
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Sin embargo, a pesar de que la incertidumbre nos acompaña a cada momento, parece que en muchas ocasiones lo olvidamos, más cuando se trata de cuestiones laborales. En lo personal actualmente trabajo en una gran empresa, y solo durante mi primer día creí ilusamente que todo estaría perfectamente estructurado, y que cada proceso estaría determinado por una serie de factores de fácil implementación.
Pero bueno, solo me bastó ese primer día para comprender que mi trabajo iba a ser un pequeño caos contenido dentro de un caos más grande, y entonces comprendí que debía aprender algo completamente nuevo para mi: vivir con la incertidumbre. Y hasta que no logré hacerlo debo confesar que con cada día que pasaba mi estrés aumentaba un poco más, pero no podía permitirme eso.
Y mi caso seguramente aplica para una gran mayoría de empleados: debes definir un cronograma de trabajo con tus actividades, pero un día no logras seguirlo y el otro tampoco. Las razones pueden ser varias, pero se resumen en que por más que quieras planear tu día, siempre van a surgir otras cosas que quizá requieran tu atención, y entonces la incertidumbre comienza. ¿Estás preparado para ello?
Mi primer consejo es que practiques la flexibilidad, o más bien, que la plasmes en cada cosa que haces. Tener una lista de actividades, una detrás de otra, es la peor manera de afrontar un día laboral. Basta con que una sola actividad te lleve más tiempo para que todo lo demás se vaya a la borda. Es posible que alguna vez te hayan citado para una reunión de dos horas, la cual ha terminado durando cuatro. ¿Algo así puede arruinar tu día?
Estar preparado para la incertidumbre es aceptar que en cualquier momento las cosas pueden sufrir cambios, y es por ello que requieres ser flexible. No hagas un plan de trabajo siguiendo un orden lineal, mejor analiza la situación a cada momento: “… si no tengo inconvenientes seguiré esta programación de actividades, pero si la junta se retrasa entonces esta actividad la haré mañana y me pasaré a esta otra actividad más importante”.
Olmo Axayacatl es ingeniero mecánico agrícola de profesión, con una maestría en ciencias en horticultura, sin planes para el doctorado pero le gustaría irse algunos años a un país de habla inglesa, mientras tanto es profesor y bloguero.